viernes, 14 de julio de 2017

¿Se puede subir los impuestos a los ricos?



Nos adentramos aquí en el complejo, y parece que también oscuro, mundo de la economía, del cual solamente los llamados "expertos" entienden, expertos que con frecuencia carecen de un pensamiento de izquierdas o de justicia material.

Yo, como no soy un experto, todavía no voy a opinar demasiado. Solamente señalaré un economista que me gusta lo que dice, y que además lo explica de un modo relativamente sencillo y ameno:

Juan Francisco Martín Seco


En uno de sus artículos podemos leer, acerca de la abolición del Impuesto del Patrimonio:

Nota: se ha cambiado aquí el órden de los párrafos, puedes hacer clic en el enlace para ver el texto original.


Un sistema fiscal equitativo y adecuado busca gravar la capacidad económica del contribuyente. Cada figura tributaria, con peor o mejor fortuna, de manera más exacta o más burda, pretende incidir en alguno de los aspectos en los que se manifiesta esa capacidad económica. El impuesto sobre patrimonio es de los que mejor captan esta variable y resulta complementario del impuesto sobre la renta, al tomar en consideración aspectos que éste no tiene en cuenta. Considérese a dos personas con la misma renta, pero mientras que los ingresos de una provienen del trabajo personal los de la otra se originan en las ganancias de su patrimonio. La situación económica no es la misma. La falta de patrimonio hace a la primera mucho más vulnerable que a la segunda. Deben ser gravadas, por tanto, de forma distinta. Claro que este argumento no tiene demasiada relevancia para un discurso que juzga también progresista gravar menos las ganancias de capital que las rentas de trabajo. Por otro lado, existe toda una serie de bienes suntuarios e inactivos que no producen ninguna renta y que nunca tributarían a no ser por el impuesto de sucesiones o el de patrimonio.

Se afirma que el impuesto es injusto porque incurre en doble imposición. Lo de la doble imposición es el argumento de moda; y es que, entendida en un sentido lato y abusivo del término, todos los impuestos incurren en doble imposición con algún otro tributo desde el momento en que el flujo de renta es circular y el dinero que se ingresa o bien se dedica al consumo o bien al ahorro. ¿Acaso el IVA no constituiría también un caso de doble imposición, puesto que los recursos que gastamos antes los hemos ingresado y han sido gravados por el impuesto sobre la renta? ¿Y qué decir del impuesto de trasmisiones patrimoniales, o del IBI, o de los impuestos especiales? Entendida así la doble imposición forzaría a que el sistema fiscal se redujese a un solo impuesto. Supongo que algunos escogerían el de puertas y ventanas. Ése sí que es un impuesto moderno.

Se afirma que este impuesto es injusto porque grava a las clases medias y no a los realmente ricos, ya que estos poseen sociedades. Ahí queda eso. Piensan que han puesto sobre el tapete un argumento concluyente. Y lo cierto es que todo el mundo lo repite como si fuese un axioma incuestionable; y lo aplica al impuesto sobre el patrimonio, al de sucesiones, al de la renta, sirviendo de pretexto para bajarlos. Los ricos, es verdad, suelen tener su patrimonio en sociedades, pero no lo es menos que estas sociedades no flotan en el aire sin dueño. El patrimonio de las clases elevadas es precisamente la participación en tales sociedades interpuestas, cuyo valor se puede calcular perfectamente. Si sirven de escapatoria será, en todo caso, porque con ideas tan progresistas como la anterior se han abierto en la legislación agujeros para que se escapen.



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